MITAD HOMBRE, MITAD ANIMAL
“Del cielo a la tierra y de la tierra al infierno hay un paso”. Alguna vez escuché esa frase cuando apenas era un niño de nueve años. Sin embargo, veintiséis años después pude comprobar su veracidad al caer accidentalmente en el infierno. No creí que un simple agujero ubicado en la inmensidad del desierto de La Guarnía, sea el atajo que usa Lucifer. … Recuerdo que buscaba protegerme de la inclemencia de la zona y del clima. Por eso entré allí, dí unos cuantos pasos hacia mi norte y de lo demás no me acuerdo. Sólo sentía que caía al vacío. Si no le temiera a las alturas, no me hubiera desmayado antes de caer al suelo. No sé cómo pero llegué hasta el fondo del abismo, sin recibir ni un solo rasguño. Abajo había dos charcos enormes con magma hirviendo que rodeaban el estrecho sendero, el mismo que me guiaba hacia el frente. De aquellos charcos se producían unos lamentos que me erizaban la piel. El susto que me llevé fue tremendo cuando se levantaron de los dos charcos, cuatro esqueletos