EL SÁDICO CARNICERO DE ATLAS
Antonio Jesé Morantes era un hombre soltero de 40 años y se ganaba la vida como carnicero desde los dieciocho.
Se definía a sí mismo como alguien introvertido y expulsado por una sociedad caníbal.
En el 2015 creó una cuenta oficial en Twitter. Ofrecía las carnes a mitad de precio. En menos de diez meses, su negocio creció exponencialmente.
Varios expertos reconocieron la calidad de la carne y admitieron que tenía un sabor inigualable.
Con la fama adquirida, se convirtió en el único distribuidor autorizado del mejor restaurante de la ciudad.
Fue entrevistado muchas veces y ningún periodista logró que el hombre hablara del secreto de su éxito.
Mientras tanto, la policía le seguía el rastro a un psicópata suelto. Se reportaron más de cien casos de personas desaparecidas en el 2017.
Al hombre lo capturaron el 17 de Marzo del 2019 en su domicilio. En la nevera almacenaba los restos de Alvin Pérez, un travesti que había desaparecido hace doce días.
La prensa local lo apodó: “EL SÁDICO CARNICERO DE ATLAS”, debido a las torturas y vejámenes sexuales cometidos, sin aplicar anestesia.
Un ejemplo de ello es Alvin, al cual descuartizó vivo; pero antes de matarlo, le cortó el pene y se lo comió frito.
Al declarar abiertamente su bisexualidad, afirmó haber abusado a ochenta y cinco cadáveres, de los ciento noventa que mató con sus propias manos.
Antonio Jesé Morantes confesó que ver el sufrimiento, le generaba placer. No podía evitar masturbarse delante de ellos.
Sus víctimas preferidas eran las personas de baja estatura. Él las acechaba en las discotecas poco reconocidas.
Las sacaba del lugar, ofreciéndoles altas sumas de dinero a cambio de sexo y luego las traía a su hogar, donde procedía a matarlos lentamente y sin piedad.
Una vez muertos, separaba las carnes y las llevaba al negocio.
…
En la cárcel tuvo un final parecido a los crímenes que cometió.
Los compañeros de su celda lo golpearon, lo violaron y lo apuñalaron ciento sesenta veces.
Trece de Marzo, próxima historia
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