POLTERGEIST EN MI CASA

 

Uno de mis defectos es el fuerte temperamento.

No hay cabida para la razón en mi cabeza. Me gusta resolverlo todo a golpes e insultos.

Me han partido la cara muchas veces y también he estado en la cárcel por lesiones personales.

Hace poco tuve la oportunidad de comprar una casa a precio de huevo. El resto de la herencia se halla guardada en el banco.

La muerte de mi papá fue muy repentina y lastimosamente no alcancé a despedirme de él.

Ahora que ya no está, debo adquirir un poco más de responsabilidad.

Cuando me trasladé con mis cosas al nuevo domicilio, todo estaba perfecto: cero quejas con los vecinos, los servicios domésticos llegaban a un precio justo y lo mejor de todo era que en el vecindario no se excedía el ruido.

Quería conformar mi propia familia, así que me traje a “Músculos” a vivir conmigo.

Nunca conocí a un pitbull mejor que él; fiel y bravo a la vez.

Con el transcurrir de los días, la situación iba empeorando. Se escuchaban golpes que provenían de las paredes.

No había otra persona viviendo conmigo.

La última visita familiar la tuve hace dos meses y hasta el momento no he socializado con los vecinos más cercanos.

Me fui acostumbrando a aquellos ruidos.

Luego, mis cuadros favoritos de Vincent Van Gogh aparecieron cambiados de posición.

Sabía que algo no estaba yendo bien. Incluso el perro sentía temor.

Odiaba no saber cómo actuar correctamente. Pues no se puede herir, ni matar a un fantasma; sin embargo, podría llegar a ofenderlo.

La hora de la cena se convirtió en un caos.

El plato sopero voló delante de mis ojos, a una corta distancia.

La valentía y fiereza que me caracteriza, terminó refugiándose en mi culo.

No pude seguir comiendo porque todos los objetos que levitaron, fueron lanzados contra mi integridad física.

Espero que el espíritu del viejo no sea el responsable de esto.


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